Astrónomos británicos anunciaron el descubrimiento en el espacio de
una nube de alcohol de nada menos que 463.000 millones de kilómetros de
extensión, que podría ser clave para explicar cómo se forman las
estrellas gigantes.
La extensa nube, que tiene forma de arco, está compuesta por alcohol
etílico o etanol, del mismo tipo del que esta hecha la cerveza.
El fenómeno fue ubicado en una zona de nuestra galaxia, en la Vía
Láctea, donde se forman actualmente nuevas estrellas, bajo el efecto de
la atracción gravitacional de inmensas concentraciones de gas y
polvareda, indicaron en un comunicado los astrónomos del Observatorio
Jodrell Bank de Gran Bretaña.
El alcohol etílico fue detectado por primera vez en 2004 en una de
las nubes en forma de disco que se forman alrededor de las estrellas
nacientes.
Su hallazgo generó un intenso debate entre los astrofísicos, que hasta
entonces habían sostenido que el espacio no permitía la formación de
moléculas orgánicas complejas. Hasta ahora se han identificado unas 130
moléculas orgánicas en el espacio, un hecho que refuerza los argumentos
que defienden que la vida en la Tierra proviene originalmente del
espacio.
He aquí sin duda uno de los mejores documentales del universo de todos los tiempos, se llama Cosmos y su presentador es también uno de los más grandes astrónomos de la historia. Se trata de 13 episodios en los que Carl Sagan nos enseñará gran parte de los misterios y secretos del universo.
Este documental se emitió en el año 1980, de manera que quizás no tenga unos grandes efectos especiales ni una imágenes de alta definición, pero sigue siendo, como ya he dicho, uno de los mejores documentales del universo de toda la historia.
Los dos primeros videos son una biografía de Carl Sagan (1934 - 1996)
Os dejo aquí el link de la lista de reproducción de la serie completa con todos los episodios:
Un grupo de astrónomos confirmó la existencia de un
planeta similar a la Tierra en la "zona habitable", alrededor de una
estrella no muy diferente a la nuestra.
El planeta, Kepler 22-b, está a unos 600 años
luz, tiene 2.4 veces el tamaño de la Tierra y una temperatura promedio
de unos 22 grados centígrados.
Es el planeta más parecido al nuestro que ha sido descubierto -una especie de "planeta Tierra 2.0".
Sin embargo, el equipo de investigadores todavía no sabe si Kepler 22-b está formado en su mayoría por rocas, gas o líquido.
Durante la conferencia en la que se presentaron
los resultados de la investigación, el equipo de Kepler dijo que había
encontrado 1.094 candidatos a planetas nuevos.
Confirmado formalmente
El telescopio espacial Kepler fue diseñado para
observar una franja fija del cielo nocturno, enfocándose intensamente en
unas 150.00 estrellas. El telescopio es suficientemente sensible para
ver cuando un planeta pasa frente a una estrella, pues atenúa la luz de
la estrella en una proporción minúscula.
Kepler identifica estos cambios tenues en la luz
de las estrellas como candidatos a planetas, que luego se confirma a
través de otras observaciones del Kepler y de otros telescopios tanto en
órbita como en la Tierra.
El planeta Kepler 22-b fue uno de los 54
candidatos que el equipo a cargo del Kepler reportó en febrero y es el
primero que se confirma formalmente gracias a la utilización de otros
telescopios.
Es posible que se confirmen otros candidatos a planetas "Tierra 2.0"
en el futuro cercano, aunque la redefinición de las fronteras de la zona
habitable redujo el número a 48.
La distancia entre el Kepler 22-b y su sol es
15% menor que la distancia entre la Tierra y el sol, mientras su año
dura unos 290 días. Sin embargo, su sol emite un 25% menos de luz, lo
que mantiene el clima templado del planeta. Esto favorecería la
existencia de agua líquida.
El equipo a cargo del Kepler tuvo que esperar a
que el planeta pasara tres veces antes de que aumentaran su estatus de
"candidato" a "confirmado".
"La fortuna nos sonrió con la detección de este
planeta", dijo William Borucki, el principal investigador del Kepler en
el NASA Ames Research Center.
"El primer paso fue capturado justo tres días
después de declaráramos la nave espacial lista para efectuar
operaciones. Observamos el tercer paso definitivo durante la temporada
de vacaciones de 2010".
Los resultados tanto del planeta como de los
candidatos fueron anunciados durante la primera conferencia científica
del telescopio Kepler. El número total de candidatos que han sido
descubiertos por el telescopio es de 2.326, de los cuales 207 tienen un
tamaño aproximado al de la Tierra.
En total, los resultados sugieren que los
planetas cuyos tamaños oscilan entre el de la Tierra y cuatro veces el
de la Tierra -las llamadas supertierras- pueden ser más comunes de lo
que se cree.
El científico Stephen Hawking nos explica los secretos del Universo, la
formación de los planetas, los agujeros negros, las estrellas, el origen
de nuestro planeta, etc. Visitaremos los observatorios astronómicos más
importantes del mundo y podremos escuchar las diversas teorías y
pruebas científicas de los más prestigiosos astrónomos quiénes nos
acercarán a los confines del Universo.
Hay dos opiniones diferentes en relación con VY CMa. Una de ellas
(según estudios de un equipo de astrónomos liderado por Roberta
Humphreys pertenecientes a la Universidad de Minnesota, y que la han
estudiado a través del Telescopio Espacial Hubble y el observatorio W.M. Keula en Hawái) es que la estrella es una enorme y luminosa hipergigante roja, con un radio entre 1800 y 2600 radios solares, en cuyo caso su superficie se extendería, si se la ubicara en el lugar del Sol, más allá de la órbita de Neptuno. La otra (en base a los estudios de Massey, Levesque y Plez), es que la estrella es una supergigante normal, con un radio estimado en los 600 radios solares.
Estimaciones anteriores de su diámetro la han hecho aún más grande, con un radio de 19 unidades astronómicas, lo que equivale a 3000 radios solares. Hay que tener en cuenta que, al parecer, no es posible ver directamente la fotosfera
de VY Canis Majoris, y que lo que en realidad se observa es luz
reflejada y reemitida por los granos de polvo existentes en las capas de
material expulsadas por ella, lo que dificulta su estudio; la estrella
se ha desprendido ya de una buena parte de su atmósfera, creando a su
alrededor una capa que contiene polvo y aproximadamente el doble del
oxígeno que de carbono y que ha sido estudiada en detalle por el
Telescopio Espacial Hubble, mostrando diversos arcos que han sido
interpretados como producidos por violentas erupciones solares.
La presencia de dicha nebulosa y sus similitudes con la que rodea a IRC+10420
han llevado a algunos autores a suponer que VY Canis Majoris está
evolucionando para convertirse en un astro similar al comentado, y de
ahí en una estrella variable luminosa azul, y luego, tal vez en una estrella Wolf-Rayet antes de estallar finalmente como supernova; se ha calculado que esta estrella inició su vida como una estrella de clasificación espectral O y una masa de 30-40 masas solares.
Durante un tiempo se pensó que esta estrella sería un sistema estelar múltiple
(de hecho, la estrella aparece en varios catálogos de estrellas dobles y
múltiples), pero aunque se haya podido comprobar que las presuntas
«compañeras» son en realidad condensaciones en la mencionada nebulosa y
no estrellas reales, algunos autores consideran que quizás exista una
compañera auténtica, con un período de rotación alrededor de VY Canis
Majoris de varios miles de años.
También se ha estimado que esta estrella pueda convertirse en supernova dentro de unos 3200 años.
Astrónomos han descubierto en la Vía Láctea una auténtica joya, un planeta prácticamente entero hecho de diamante sólido.
Este extraño mundo, situado a 4.000 años luz de la Tierra, es, en
realidad, un «esqueleto cósmico», el remanente de una estrella masiva
que perdió la mayor parte de su materia y masa originales tras ser
«robadas» por un púlsar
cercano, un tipo de estrella de neutrones famoso por girar a gran
velocidad y emitir una radiación periódica. La investigación aparece
publicada en la revista Science.
El equipo internacional de investigadores, dirigido por Matthew Bailes, de la Universidad Swinburne de Tecnología en
Melbourne (Australia), buscaba púlsares en el cielo -un rastreo
descomunal, el más grande hasta la fecha, que involucra distintos
telescopios de todo el mundo- cuando, en la constelación de la Serpiente,
a una octava parte de camino entre el centro de la galaxia y nuestro
planeta, dio con uno en particular, una inusual estrella giratoria de
pequeño tamaño -unos 20 kilómetros de diámetro, como una ciudad
pequeña-, y una masa de 1,4 veces nuestro Sol.
La estrella en cuestión gira a una velocidad de vértigo, más de 10.000 veces por minuto
-por lo que recibe el nombre de púlsar de milisegundo-, y emite un haz
de ondas de radio que barre la Tierra en repetidas ocasiones. Pero los
astrónomos descubrieron que ese patrón, que debía ser regular, se
modificaba sistemáticamente, por lo que concluyeron que el pequeño
púlsar no estaba solo, sino que formaba parte de un sistema binario. Las variaciones en sus emisiones estaban influidas por la fuerza gravitacional de un planeta compañero.
Los
investigadores empezaron a recopilar pistas para descubrir la identidad
de esa misteriosa compañía. En primer lugar, el «camarada» orbita el
púlsar en dos horas y diez minutos, y la distancia entre los dos objetos
es de 600.000 kilómetros, un poco menos que el radio del Sol. Además,
debía de ser pequeño, de menos de 60.000 kilómetros de diámetro (cinco
veces el de la Tierra), ya que está tan cerca del púlsar que, si fuera
más grande, sería destrozado por su gravedad. Pero a pesar de su
diminuto tamaño, su masa es superior a la de Júpiter.